La respuesta es sencilla: sí. Sí, cualquier tipo de ser vivo se puede beneficiar de este tipo de energía. En realidad, cualquier practicante puede dar aplicar Reiki a cualquier objeto animado o no animado, desde al agua hasta a las paredes de una casa, desde animales hasta objetos de valor, máquinas y minerales. La imposición de mano sobre una mascota puede ser bien recibida, todo dependerá de las necesidades de la misma. ¿Cómo podemos ayudar a nuestras plantas y animales con Reiki ?
Reiki para animales: perros, gatos y otras mascotas
Los animales se caracterizan por asimilar la energía Reiki y acceder a un estado de bienestar más fácilmente. No bombardean su estado emocional con juicios y pensamientos densos como solemos hacer los humano; por lo tanto, los resultados después de una sesión de Reiki para animales se suelen manifestar antes y más rápido. Todos los animales pueden recibir Reiki, y son ellos los que te indicarán dónde y cuánto tiempo.Es aconsejable tratarles intuitivamente.
Una sesión de Reiki en animales varía bastante según el tamaño y su peso (no es lo mismo aplicar Reiki a un perro que a un hámster). Otra posibilidad es enviar Reiki a animales que no se encuentren físicamente a su lado, o que son demasiado agresivos para acercarse a su lado.
Los animales tienen sentimientos y emociones como nosotros, por lo que el ambiente donde viven puede desestabilizarles, expresando sus desequilibrios con tristeza, problemas de agresividad, pérdida de apetito, y en caso extremo con enfermedades. Los beneficios del Reiki en estos casos son inmediatos. Una sesión a tus mascotas puede durar entre 5 y 30 minutos, y la mayoría optará por salir de tus manos cuando se sientan satisfechos, por lo que es muy importante no forzarles a continuar a tu lado.
Reiki a plantas
Cómo hemos explicado antes, el Reiki es un sistema sencillo y natural, sin ningún tipo de contraindicaciones. El Reiki trabaja con Energía Ki, que se encuentra en movimiento dentro del cuerpo de cualquier ser vivo.
Al igual que los animales, las plantas se (re)conectan con la Energía Ki con mucha más facilidad que los humanos, por lo que los resultados de aplicar energía Reiki a estos seres vivos se manifiestan con más rapidez.
Existen varias formas de tratar las plantas: en los árboles grandes, podemos colocar nuestras manos y dar Reiki sobre el tronco o la tierra que cubre las raíces menos profundas. Para las plantas en macetas, podemos dar Reiki colocando las manos envolviendo las hojas y el tallo o cogiendo la maceta entre las manos. Para las flores o plantas en un florero, aplicar Reiki sobre el agua del florero o alrededor de las flores. Por último, en el caso de semillas, se puede aplicar antes de sembrarlas o durante su germinación.
Consejos a tener en cuenta
Ya que los animales no disponen de voz ni las plantas de movimiento para manifestar sus deseos inmediatos, es necesario tener presente una especie de código de conducta o consejos para todos aquellos practicantes. Algunos de los consejos que os damos son:
- Escucha a tu corazón. Trabajar contigo mismo y recuperar tu propio bienestar antes de dedicarte a los demás es básico.
- Pide permiso al animal antes de comenzar la sesión de reiki. Respeta su decisión de querer o no recibirla. Para saber la respuesta, utiliza tu intuición, escucha y observa el lenguaje corporal del animal.
- No bases la sesión en las expectativas que tengas. Confía en ti mismo y en que pase lo que pase, ocurrirá lo que el animal haya decidido. No consiste en diagnosticar, para eso ya están los médicos y veterinarios. Tú eres un acompañante en su viaje, y estas ahí para aprender también.
Experiencia personal
Una de las experiencias más bonitas que he tenido fue con un perro, al que habían tratado prestigiosos veterinarios por un problema en la cadera.
No podía ocultar que estaba un poco nerviosa, era la primera vez que hacía Reiki a un animal, y la dueña estaba presente. Respiré hondo, me encomendé a mis guías, y puse al perro en la camilla. Este se quedó completamente inmóvil durante la media hora que duró la sesión, mientras iba tratando diferentes zonas.
Sobre la media hora, de repente, el perro saltó de la camilla y comenzó a andar como si nada hubiera pasado. Y su problema de cadera desapareció para siempre… No puedo negar que fue una de las experiencias más gratificantes de mi vida…